Monday, January 12, 2015

SirHistorias. Thomas Chatterton, el falsificador de Bristol.

Para dar comienzo a la edición 2015 de SirHistorias conoceremos la historia de Thomas Chatterton, natural de Bristol, que logró cierta fama allá por el siglo XVIII como falsificador, primero, y como poeta y escritor más luego, logrando el reconocimiento de ilustres hombres de letras como Samuel Taylor Coleridge, Percy Bysshe Shelley y el genial irlandés Oscar Wilde.

Pueden escuchar online el audio del que hemos extraído buena parte (por no decir toda) la información que compartimos siguiendo ESTE link, que corresponde al programa La Venganza Será Terrible del 22-02-2005.
  (El protagonista de la SirHistoria de hoy)

“... Thomas Chatterton nació, naturalmente, en Bristol el 20 de noviembre de 1752. Su padre, que murió cuando el protagonista de esta charla era apenas un niño, también se llamaba Thomas y era conocido en el pueblo por sus proezas sexuales. Organizaba orgías extraordinariamente numerosas. También era reconocido por su talento poético y fama de buen músico. Trabajaba por la mañana, como la tradición familiar lo indicaba, de sepulturero en la iglesia de Redcliffe. En las tardes oficiaba de maestro en la escuela, que se ubicaba frente a la iglesia. Era, además, un lector pasional y una de sus hobbies predilectos era la numismática.
El abuelo de Thomas, de nombre John, estuvo presente en 1727 cuando hicieron una limpieza general en la iglesia de Redcliffe. Allí encontraron una enorme cantidad de documentos antiguos, y el párroco sin saber que hacer con ellos se los regaló a John Chatterton. Cuando mucho tiempo después, Thomas se encontró con aquellos papeles quedó fascinado.
El chico se crió solo, debido a la muerte de su padre, como hemos dicho, y a que su madre lo abandonó poco tiempo después. Lo mantenía el cura de la iglesia, Samuel Iron. Pasaba sus días entre la iglesia y el ático de su casa en donde estaban atesorados los documentos que tanto lo fascinaron.
Como no se llevaba bien con ninguno de los chicos de su edad, se entretenía en solitario examinado los documentos en el altillo donde pasaba buena parte del día encerrado, y también escribiendo poesía. Cada vez que salía del altillo, aparecían en su rostro y manos unas extrañas manchas amarillas sobre las que se negaba a dar explicaciones. Un día la señora Etkins, que era amiga del cura, ingresó en el desván de Thomas, mientras el chico no estaba, y encontró una sartén en la cual había un trozo de ocre, polvo de lija y de carbón, cientos de pergaminos desperdigados por todos lados y la señora creyó que todo aquello se relacionaba con actos de brujería. Quiso salir corriendo para dar aviso al párroco pero no pudo: apareció el joven Thomas y procedió a arrojar a la señora Etkins por la escalera. Desde entonces, la señora no volvió a molestarlo más.
A los doce años, Thomas Chatterton consiguió trabajo en el despacho de un abogado llamado Lambert. Aprovechando las horas de ocio laboral, escribió una enciclopedia comparativa en la que figuraban las palabras modernas con las correspondientes antiguas. Además, se dedicó a dibujar todos los edificios históricos de Bristol. Los elementos que tenía Chatterton en su altillo y que habían asustado a la señora Etkins, le servían para confeccionar obras o textos ingleses supuestamente antiguos. En un principio no pensaba sacar provecho de aquello, o dedicarse a la falsificación, sino que simplemente le gustaban los libros viejos y quería rodearse de ellos aunque se trataran de libros viejos inventados por él mismo.
Entonces escribía enormes textos que luego adjudicaba a autores del pasado y se declaraba poseedor de los manuscritos, de los originales o de algunas ediciones raras.
(Estatua dedicada a Chatterton)
Naturalmente, sacaba mucho material de aquella pila de documentos que su abuelo había recibido de parte del cura de la iglesia.
El primer acontecimiento que le dio cierta fama fue el siguiente: en la ciudad de Bristol se inauguró en el año 1769 un nuevo puente para reemplazar una vieja construcción que databa de 1248. Chatterton, que amaba la arquitectura de la edad media, quedó mortificado y para recordarle a la gente cómo era aquel lugar y el valor que tenía el puente demolido, envió al editor del diario de Bristol una carta, supuestamente añeja, en la que se describía con agregados poéticos, el acta de inauguración de aquel puente. Teóricamente la carta era el acta original y el editor del diario la aceptó como tal. Fue el primer éxito literario de Thomas aunque el envío lo había firmado con un seudónimo.
La publicación despertó en la gente una cierta indignación por la demolición del puente viejo y hasta se produjeron actos de sabotaje para destruir el nuevo.
Después Chatterton creó y atribuyó cientos de poemas a un antiguo escritor inglés llamado Thomas Rowley. Fue a ver a un profesor de literatura de nombre Thomas Phillips, director de un colegio de Colston, y le mostró los manuscritos. Y el profesor se convenció de que aquel manuscrito era original. La fama de Chatterton como descubridor de tesoros literarios comenzaba a acrecentarse (demasiados Thomas para una sola historia!).
Uno de sus seguidores, por decirle de alguna manera, fue un señor llamado George Catcott, que era propietario de una fundición de estaño. Tan admirado estaba el señor Catcott que se contactó con Chatterton y comenzó a pagarle unos buenos dineros para que descubriera más tesoros.
Thomas puso manos a la obra y como agradecimiento a los dineros que le entregaba Catcott decidió hacer aparecer un árbol genealógico en el que se demostraba que su mecenas era descendiente de la nobleza, con su escudo de armas pertinente.
Luego de lo cual, Thomas se abocó febrilmente a la fabricación de nuevos y cada vez más exóticos documentos antiguos.
Hizo aparecer una descripción de Bristol por Turgot, del siglo X, y otro texto, también de Turgot que se llamaba La Batalla de Hastings.
Todo iba viento en popa para Chatterton hasta que decidió publicar sus poesías. Como le sucede a muchos aspirantes, no le prestaron la atención suficiente.
Entonces, se puso en contacto con el escritor Horace Walpole, a quien admiraba muchísimo. Desde 1750, Walpole estaba construyendo en Twickenham una mansión campestre. Mansión que causaba sensación entre todos los ámbitos de la sociedad. Fue una de las primeras construcciones de estilo neo-gótico y allí Walpole guardaba todo tipo de rarezas. El escritor no se contentaba con ser coleccionista únicamente. En 1764 había escrito una novela que se llamó “El castillo deOtranto” en cuyo prólogo declaraba que la novela no era de su autoría sino que la había encontrado en la biblioteca de una antigua familia católica de Inglaterra y que databa del año 1559. Mucho más tarde, Walpole confesó que la novela la había escrito él y que recurrió a esa estratagema porque no confiaba lo suficiente en sus propias dotes literarias para presentarla como su autor.

(Horace Walpole)
Entonces, Chatterton se dirigió a verlo a Walpole, interesado justamente porque el consagrado escritor había tenido que recurrir a ese tipo de trucos para lograr que publicaran sus escritos. En el encuentro, Thomas le mostró sus textos, entre los que se destacaban, además, unos poemas inéditos de John Milton, que en realidad eran de su propia autoría. Walpole los recibió estupefacto e inmediatamente entregó los papeles a unos especialistas Craig y Mason, que eran dos grandes eruditos en literatura inglesa, quienes dieron su veredicto: son falsificaciones. Walpole comunicó a Chatterton el resultado y de paso lo insultó: lo llamó embustero, insolente y muchas cosas más que dejamos en la imaginación del lector.
Desesperado Thomas dejó Bristol y viajó a Londres. Unos meses después fue encontrado muerto en una mísera buhardilla tras haber ingerido arsénico. Aún no había cumplido los 18 años. 
(La muerte de Thomas Chatterton, de Henry Wallis)
Su estadía en Londres le había procurado una cadena de decepciones. Sino se hubiese envenenado probablemente hubiera muerto de hambre. Y todos culparon a Horace Walpole por haber maltratado al muchacho, y el escritor debió defenderse de las acusaciones en distintas gacetas londinenses, auque luego todo quedó en el olvido.
(Placa recordatoria: En una casa [ubicada] en este sitio murió Thomas Chatterton 24 de agosto de 1770)
Y esta figura de Chatterton, el pequeño falsificador de Bristol y el poeta en ciernes que no pudo llegar a ser, impresionó a muchos escritores. En realidad, sus falsificaciones funcionaron todas hasta que se le ocurrió por recrear a Milton, lo cual ya era demasiado. Algunos escritores como Percy Bysshe Shelley y Samuel Taylor Colleridge, entre otros, lo consideraron un genio en ciernes. Hasta se escribió una ópera en su honor, llamada Chatterton justamente, cuyo autor es Ruggero Leoncavallo aunque no figura entre su repertorio oficial y casi nunca se representó ...”.
(El autor de la ópera Chatterton)
Más luego, Dolina (en el audio) continúa reflexionando sobre la falsificación en general. 

Si les interesa, siguiendo ESTE link pueden Canción del Bardo, una de las creación de Thomas Chatterton.
ACA un link a una nota en donde se cuentan más y lujosos detalles sobre Chatterton en tanto que falsificador.


Saludos.
SirThomas.

4 comments:

Anonymous said...

Muy interesante historia
Papo

SirThomas said...

Gracias!

Saludos.
Sir.

Frodo said...

Está muy bien que ahondes en lo que Dolina relata a través de los links, así como ya habías hecho con el video del muchacho que se arrojó de la Torre Eiffel.
El audio arranca con mucho humor (atenti que pronto estaré sacando un posteo con "lo mejor de 2014"). Creo que esa época de La Venganza con Rolon y Stronati fue la mejor que escuché.

Abrazo!

SirThomas said...

Gracias Frodo, es la idea, aunque mejor sería aportar más datos o links extras; a veces no se consigue tanta información y a veces es tanta que marea :P En este caso, lo complicado a veces es lograr dar con los nombres justos de lo que está relatando para luego ir y buscar más información en internet o donde fuera.

Estaremos atentos a su post!

Saludos.
Sir.