Saturday, December 29, 2007

Over The River, We Celebrate

El pasado día jueves por la noche tuve oportunidad de concurrir a un afamado restó ubicado en la Av. Costanera Norte y que tiene por nombre Morena Beach, con motivo de la celebración de la fiesta de fin de año de la empresa en la cual trabajo de lunes a viernes de 9 a 18 horas.

Por dónde comenzar el relato?

Comenzemos por el arribo al lugar.
La cita estaba pactada para las 21.30, según mail general enviado por la contadora de la empresa (Leg*s Argentina S.A.). Llegar al lugar no fue nada sencillo, ya que el mismo se encuentra en un muelle, sobre el río, y en la "portada" del local no hay un cartel importante que nos indique que efectivamente allí se encuentra. Como para resumir, está bastante escondido el restó. Y, claro, sólo se puede arribar en auto, taxi para mí.

Al llegar, más puntual que nunca, no encuentro a nadie conocido. En el hall del Morena una morocha señorita me atiende. Le pregunto por una mesa reservada con el nombre de la empresa y recibo como respuesta: "todavía no llegó nadie". Evidentemente la puntualidad no está de moda por estos tiempos. Espero, tranquilo, fuera del lugar, fumando un cigarrillo y llegan unos compañeros de trabajo, con lo cual la espera se hizo un poco más amena. Ellos se sacan fotos (el lugar daba para llevarse algún recuerdo fotográfico, no así la poca luz que había, pero contaron con la complicidad de un "acomodador de autos" que gentilmente encendió las luces de una camioneta 4x4 para que tuvieran mas luz y así poder sacar sus fotos).

Al tiempo, recorro un poco el lugar y observo en la planta superior la figura inconfundible de "El Jefe", que conocerán ustedes bajo la sigla JDC. Imposible no reconocerlo, debido a su metro ochenta y cinco y ciento veinte kilogramos de peso (datos aproximados extraídos de una compulsa realizada entre varios compañeros de oficina).

Tras corroborar este dato (la visualización del jefe) con quienes se encontraban junto a mí, decido ingresar nuevamente al establecimiento y preguntar esta vez por el nombre de la contadora, quien había recomendado el lugar, y bajo cuyo nombre se encontraba la reserva. Bingo ! Ahora sí había llegado gente (que nosotros no vimos pasar, sino que estaba hacía unos minutos allí, creo que se entiende, no? Muchas veces, según cómo uno pregunte obtiene respuestas completamente disímiles).

Subimos a la planta alta del restó. Todo muy lindo, muy coqueto. Ambientado excelentemente, pero permítanme decirlo, no como para una cena de fin de año con veinti tantas personas, sino más bien para una cena más íntima, quizás por eso camino a la mesa reservada, nos cruzabámos con muchas parejas enamoradas cenando bajo la luz de las velas.

Saludamos al jefe y a otras personas que ya habían llegado y comenzamos a disfrutar de unas copitas de vino, mientas esperamos por el arribo del resto de los invitados a la cena.

Una vez que arribó el resto de los invitados, nos sentamos a la mesa. Los invitados podríamos dividirlos en secciones, según su labor en la empresa.

- Vendedores: alrededor de 12 muchachos, de edades dispares, que tienen por tarea vender los libros de la editorial. Por lo general, son de buen beber.

- Las chicas de Administración: Aquí encontramos a las encargadas de atender el teléfono, tratar con los clientes e incluimos a la contadora.

- La Redacción: Compuesta por cinco señoritas, de las cuales sólo asistieron tres, y dos señoritos: el señor H y quien les escribe.

- El Gerente y el Jefe de Ventas. JDC, el "CEO" de la empresa, y el joven J.P., encargado de llevar las riendas de la Sala de Ventas.

Total aproximado de invitaciones: 40
Total aproximado de asistentes: 28.

Mi lugar fue elegido bajo la siguiente premisa: "Quiero que el aire me de justito". El aire, obviamente, es el aire acondicionado. Debido al calor que se sentía en el lugar, la mejor táctica era justamente sentarse cerca del aire, para no sufrir ninguna consecuencia no deseada. Lo que no fue elegido bajo ninguna premisa fueron mis "compañeras" de mesa. Allí me encontraba sentado, con vista al río, mirando el menú con las distintas opciones para elegir lo que más luego comeríamos, rodeado de 1, 2, 3, 4, 5, 6, ya no recuerdo con tanta precisión, pero si recuerdo lo mucho que hablan las mujeres, aunque noté cierta incomodidad de ellas ante mi presencia, ya que seguramente no podían hablar sueltas de cuerpo sobre "temas de mujeres" o bien, chusmear impúnemente acerca de sus compañeros de trabajo.


Les mencioné que frente a mis ojos tenía el menú con las opciones. Bueno, quizás lo mejor de la noche haya sido lo rica que estaba la comida. Mi selección fue sencilla: "Dame un 2, 3, 2", que detallamos a continuación.

Antes de eso, es bueno comentar los problemas que suelen surgir a la hora de seleccionar el menú, con las dudas habituales que nos suelen invadir en tan tascendental momento. Salvo que uno sepa exactamente "de qué van" los platos que tenemos como opciones, uno generalmente elije por lo seguro o bien lo que lo dejará más satisfecho, si es que el hambre nos acosa. Y lo que muchas veces confunde suele ser el "acompañamiento" del plato, porque siempre empiezan con algo conocido (supónganse: Lomo, Pollo, Trucha, cosas así) y lo que lo acompaña suele tener nombres que nunca habíamos conocido o bien no están detallados y entonces uno duda. En mi caso, elegí más por gustos y por probar lo que me sonaba más conocido. Los camarones no son mucho de mi agrado, por ende me incliné por los Champignones.

(Todo esto teniendo en cuenta mis pocos conocimientos gastronómicos, desde luego).

Entrada: Opción 2.
Champignones rellenos con sus tallos con salsa de no recuerdo qué. (La otra opción eran Camarones. A la vista, salí perdiendo, si tenemos en cuenta el tema "cantidad", pero mi paladar le dio el visto bueno a lo que elegimos que es lo más importante).
Puntaje: Tres tréboles sobre cinco.

Plato Principal: Opción 3.
Pollo con salsa especial. Excelente plato. Aunque la salsa especial estaba un tanto picantona.
Puntaje: 4 tréboles sobre cinco.

Postre: Opción 2.
Bocha de helado. La otra opción, la más elegida, eran Creppes con no se qué. Esta opción fue elegida más que nada porque supuse (con acierto) que para el momento del postre ya me encontraría satisfecho y prefería lo más liviano que hubiere para elegir.
Puntaje: 5 sobre cinco. (debería ser muy malo el helado como para quitarle algún trébol en su puntaje).

La bebida me preguntan?

Vino tinto y blanco, agua con gas (porque está prohibido decirle soda parece), agua sin gas (o simplemente agua, pero hay que confirmarlo agregándole el "sin gas), gaseosas varias y champagne en el comienzo y cierre.

La cena se desarrolló bajo los carriles normales en los que suele desarrollarse una cena, no hay mucho que comentar al respecto. Por cómo era el lugar, fue una especie de "cena íntima conjunta", cuando en reuniones de fin de año pasadas, hubo un poco más de "revuelo", música alta, algún que otro espectáculo o show.

Llegó el final, cercano a la 1.30 de la madrugada, con el brindis correspondiente. Los discursos habituales y comunes a este tipo de festejos y el fin del relato, que se hizo un poco largo, lo sé.

Algunas frases que rescatamos de la jornada, aunque no vale la pena aclarar quien las dijo:

"Che, qué bien ambientado el lugar, muy romántico, con velas, muy buena vista, espero que los vendedores no se pasen con la bebida, a ver si alguno le come la boca a otro".

"Muy buena la bebida, viste. No terminabas el vaso de vino que ya te lo llenaban de nuevo, como quieren que uno pare de tomar así, terminás mareadito si o sí". Bien vale aclarar que siempre está la opción de decirle al mozo: "Está bien, no más", "No, gracias, cualquier cosa después te pido de nuevo", "No, ya no más vino por favor" y frases similares.

PD: El dato de color de la noche lo aportó el Conejito Saviola, que se encontraba en el lugar compartiendo una cena con una "rubia desmpampanante" según me comentaron algunos compañeros, y que no pude confirmar con mis propios ojos.


Saludos.
SirThomas.

2 comments:

César said...

Nosotros ni siquiera tuvimos cena o almuerzo porque todos tenían algo que hacer, o ir a un cliente, o hacer inventario, o enfermarse de infecciones urinarias (?), en fin, no se hizo nada y nos dieron guita por ello (?).

Al Restó (groso como lo pusiste) lo conozco de nombre, me dijeron que la vista es insuperable. Lo bueno es haber comido y bebido de arriba, sin dudas jaja.

Un abrazo!

SirThomas said...

Olvidé resaltar quizás lo de la vista, pero sí, sin dudas de las mejores vistas que se puedan ver. Lo que hacía al lugar aún más romanticón, para ir de a dos es genial.

Y curioso tu caso de no reunirse para fin de año pero recibir dinero como si lo hicieran (?).

Saludos Cesc.